La Crisis del Crimen en El Salvador y el sufrimiento de sus ciudadanos
Hace un año venía caminando por la cuadra del Colegio Cristóbal Colón, arriba de la Universidad de El Salvador cuando vi que un hombre agarró por sorpresa la cartera de una mujer. La mujer no soltaba la cartera, pero el tipo era más fuerte, entonces en un instante se la arrancó y salió corriendo con la cartera en una mano y un arma en la otra. Yo pensé que era una suerte que el ladrón no le hubiera disparado a pesar de la férrea lucha que puso la mujer. Esas cuadras siempre se mantienen solas y nunca hay policías cuidando esa área, aunque es bien conocido el alto indice de delincuencia que existe en esa zona. Volviendo a la historia de la muchacha, infortunadamente, no habíamos salido del trauma y el nerviosismo del atraco cuando, de repente en cuestión de segundos un carro que iba hacia abajo en dirección de la UES, ilegalmente dio un giro en u en frente del colegio y paró exactamente frente a la mujer. Abrieron las ventanas y los cuatro hombres que iban en el carro le dijeron a ella que se subiera al vehículo porque todavía estaban a tiempo de alcanzar el ladrón, el cual ya ni se veía. Le prometieron capturarlo y llamar a la policía, a toda voz. Yo me alegré y dije que bueno que hay alguien que le va ayudar. Así que en la misma tensión de la situación, se subió la muchacha al carro en el mismo momento que voy viendo que desde la parte de atrás me estaba apuntando con una escuadra un muchacho como de 18 años. El carro arrancó y aceleró a fondo, desapareciendo de la vista en un santiamén. No sabía que pensar, pero con el tiempo he comprendido que toda la situación era un montaje y que el propósito del atraco no era la cartera sino el secuestro de la pobre muchacha que tomó una mala decisión en el momento de desesperación. Todo el evento es una situación que todavía no he olvidado y cuando lo recuerdo me da mucha tristeza y hasta temor, pues pienso en el destino de la mujer. Por eso yo siempre recomiendo a las personas no andar caminando por los alrededores de la universidad ya que estas clases de historias son una norma, son extremadamente comunes ante un estado incapaz de darle seguridad a su población. Otra recomendación es que anden gas pimienta y electrocutadores al mismo tiempo que no confíen en nadie.
Carlitos Flores
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