La Fuerza Armada y su papel histórico en El Salvador
Hay mucha gente que se siente muy orgullosa de la Gloriosa Fuerza Armada de El Salvador, especialmente las clases medias altas y los pudientes, pero durante la guerra civil de los 80´s las FAS se comportó igual o peor que los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Especialmente así eran cuando asesinaban personas civiles de manera indiscriminada y sin ninguna razón convincente más que estrategias de guerra sucia dictadas por el Pentágono o el Departamento de Estado en Estados Unidos.
Recordemos que los batallones más asesinos fueron entrenados por asesores estadounidenses tanto en el país como en los Estados Unidos, en el Fuerte Fort Bragg. A través de esos comandos especializados, Estados Unidos llevaba a cabo sus operaciones de exterminio que aplicó en Vietnam, pero en ese entonces era en El Salvador. La pregunta que me hago es si la Fuerza Armada realmente ha cambiado su doctrina militar o si todavía la mantiene, y si en el futuro en el caso de una nueva crisis social o política se volvería a comportar de igual manera. La respuesta creo que la contesta el Museo Militar de El Salvador que más que un museo, es realmente un templo para dedicado a la veneración y adoración al General Maximiliano Hernández Martínez y a Domingo Monterrosa. Por otra parte la misma respuesta la podríamos encontrar en el uso del ejército por los gobiernos actuales que lo utilizan para reprimir a los pobladores de zonas marginales.
Como sea lo que deseaba aquí era escribir unos fragmentos de lo que la Fuerza Armada hizo en el Mozote que aparece en el libro Luciérnagas en el Mozote que de seguro mucha gente ya ha leído y que duele mucho en el corazón de los lectores actuales:
Mientras ellos conversaban, Rufina -congelada en su temor a unos pocos pasos de distancia-, escuchaba. "Bueno ya hemos matado a todos los hombres y mujeres". Un soldado dijo: "Pero todavía hay bastantes niños allá abajo. Hay niños que son realmente bonitos, yo no quisiera matarlos a todos. Tal vez pudiéramos quedarnos con algunos, llevarlos con nosotros ". "¿Qué está diciendo?" contestó rudamente otro. "Tenemos que terminar con todos, vos sabes eso. Esa es la orden del coronel. Este es un operativo de Tierra Arrasada y tenemos que matar a los niños también o nos pedirán cuentas a nosotros". "Mira yo no quiero matar niños", dijo el primer soldado. El otro respondió: "Nosotros tenemos ordenes de matar a todos y tenemos que completar las ordenes. Eso es lo que tenemos que hacer."
Rufina no podía ver a los niños, solamente pudo escuchar su llamado cuando los soldados marchaban sobre ellos, degollando a unos con los machetes y golpeando a otros hasta la muerte con la culata de sus fusiles. A algunos, los más pequeños -la mayoría menores de 12 años-, los soldados los sacaron de la casa de Alfredo Marquez y los llevaron hata la sacristía. Allí los empujaron llorando y gritando, hasta el fondo del pequeño y obscuro cuarto. Los soldados levantaron sus M16 y vaciaron los cargadores en la habitación repleta de niños. p. 72
....Cuando llegamos al campo de pelota allí había por lo menos 30 niños. Los soldados estaban poniendo lazos en los árboles. Yo tenía siete años y realmente no entendía que era lo que esta pasando, hasta que vi cómo uno de los soldados agarraba a un niño que había estado cargando -el niño tenía menos de tres años de edad- y lo lanzaba al aire atravesándolo con una bayoneta. Ellos cortaron las gargantas de algunos niños y muchos otros fueron colgados de los árboles y ahorcados...p. 73
C.A.F.
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