Aventura de Peatón en tiempos del Covid en Soyapango

          Estoy molido, creo ya estoy para el tigre, jajajaj. Fui a Soyapango hoy en la mañana, llevaba $8 para el transporte, pero un señor me cobraba $11. entonces le dije que estaba muy caro. Él tipo me contesto entonces que me fuera en el bus de forma irónica. "Prefiero irme a píe que dejar me bajes con el viaje", le dije. Afortunadamente, me encontré un pick-up que ya estaba terminado de descargar verduras, le pregunté si iba al centro de Soya y me dijo que no. Así que seguí caminado cuando iba yo subiendo la cuesta cuando, de repente, venía el pick-up, para arriba, y me gritó el señor que me daba ride hasta Unicentro. Tenía días de no salir así que el viaje, para mí fue toda una aventura. Me dejó en el señor en un puente que está detrás de Unicentro desde donde se veían bonitos panoramas. "Maldición no llevaba la cámara": Me fui a píe hasta el Centro de Soyapango y me gusto el viaje a parte de que me sirvió para ir evaluando la situación del covid desde una perspectiva visual, claro está. Mi estimado es que el 70% de las personas usan mascarillas y a los demás les importa un pepinillo el no usarla; por otro lado la distancia social nadie la guarda y los bancos o las entradas a los centros comerciales es donde menos se respetan las normas de distanciamiento socia, casi estoy seguro de que más de alguien se ha contagiado del covid en esos lugares.

             Como tenía curiosidad me fui a dar una vuelta por todo el centro y el perímetro de Soya, y me llamó la atención que ya todo el comercio está normal; hasta los negocios que no corresponden a esta fase, sino a la fase 2, ya está abiertos, incluyo en ellos a los restaurantes y barberías y salones de belleza, aunque la mayoría aún se ven vacíos. También, noté que todo el centro, especialmente la aceras. están saturadas de vendedores de la calle y peatones y hasta me pude encontrar lugares donde el gentío actuaba como si nunca hubiera existido el covid. ¿Dónde está la alcaldía y su alcalde que ha estado tomando mucha notoriedad últimamente en los medios de comunicación en los que jura que tiene bien gestionada la pandemia? Pura mentira, puro show, sólo hace falta darse un medio viajesito por un par de cuadras en el centro de Soya- como hice ahora yo- para ver que ese alcalde no sólo es un demagogo sino que no hace lo mínimo por evitar la expansión de la pandemia en el municipio. ¡No sorprende, entonces, que Soyapango sea el tercer municipio con más contagios en el país! Por otro lado está lo de las ayudas, las canastas básicas que los alcaldes iban a dar a la gente, ayudas que las alcaldías recibieron en efectivo y que no ha llegado todavía a los vecindarios más necesitados, mejor llego la canasta solidaria del gobierno, pero no la de la alcaldía. ¿entonces dónde está ese dinero que se les ha entregado a estos alcaldes? Esa es una muy buena pregunta ya que ni gestionan bien la pandemia ni llevan ninguna clase de ayuda a los vecindarios donde hay mucha gente muy necesitada.

         Como dije es toda una aventura transportarse. Allí iba yo colgado en el camionsito de verduras a Unicentro- un viaje que como ya dije lo disfruté mucho, allí iba sintiendo me un ser libre, una sensación muy bonita, especialmente si el aíre te va dando en el rostro. Todo esto hace que me pregunta cómo hace la gente para transportarse a sus puestos de trabajo, pues como señale anteriormente, ya todos los negocios y empresas al menos aquí en Soyapango ya están funcionado, a excepción de las escuelas y colegios. Los empresarios obligan a sus trabajadores a presentarse a los sitios de trabajo y a laborar y uno se pregunta si les dan un bono extra para el gasto del transporte o si mejor dicho han puesto al servicio de los empleados transporte para que se puedan movilizar.

             Ya de regreso me encontré con un amigo que lo primero que me dijo es que me vía muy delgado, por lo cual le tuve que explicar que ya tenía cuatro meses sin trabajar y sobre todo sin recibir ningún ingreso y que en esas circunstancias uno no puede más que apretarse el cincho no hay para donde. Me sorprendió cuando me dijo que a él estaban pagando porque el gobierno no ha dejado de dar salarios. En realidad yo ya lo sabía, pero me dejo así como en un estado de shock porque uno asume que todos estamos pasando por la misma situación, pero, luego, de pensarlo, vi que ese no era el caso, pues mucha gente que se moviliza en vehículos propios andan gastando dinero como si nada, llenan los supermercados y compran sin restringirse en lo más mínimo y eso se nota pues cómo es posible que de los supers salga gente con muchas compras y todavía las suban a sus camionetas como si nada. En otras partes sí se ve gente necesitada que por eso mismo han salido a vender ropitas, verduritas en canastos pequeños y otras cositas para sobrevivir de la que uno sabe que no sacan la gran ganancia. Da lástima ver abuelitos y abuelitas vendiendo en la calle cuando el Estado debiera de cuidarlos, asimismo da pena ver tanta gente arriesgándose por sobrevivir. Este no ha sido nunca un Estado construido para velar por la población, es un Estado en crisis porque ha sido y es saqueado por todos los poderosos en general que han sacrificado a la gente y que la han desamparado en la indigencia y todo tipos de necesidades. ¡NO ES ESTE UN ESTADO DE DERECHO PARA LAS MAYORÍAS ES UNA PLUTOCRACIA y así se de entender! Al final el amigo me regaló $10.00 que ya me servirán para mucho. "Qué bajo he caído." pensé para mí mismo en ese momento, pero también concluí que no era momento para ser orgulloso o para tener pena, es momento para sobrevivir y todos tenemos derecho a llevar una vida digna, aunque nuestros gobernantes y élites pudientes crean que el Estado sólo es para ellos y que nosotros el pueblo, podamos ser sacrificados, destazados por sus intereses egoístas, inicuos, mezquinos y codiciosos.

       Luego caminé de nuevo hasta Unicentro, y allí para no arriesgarme a pasar a pie por sectores muy peligrosos por las pandillas, tuve que pagar $5 doloritos para que me llevaran a la entrada de mi colonia. Igual siempre me bajaron, pero hay que pensar que estos son tiempos interesantes para vivir y quién sabe quizás hasta para morir.

                                                                                                                         Carlos Alfredo Flores